Mi Vecina me quiere matar.

Y porque lo prometido es deuda, ahí va la historia del hacha:
Martes, día 22 de Noviembre de 2005, 23:30, Antonio (mi compañero de piso consolero) y yo jugamos al Tekken 4 (un juego de la play) mientras Juanje (mi compañero de piso reflexivo) nos comenta que se va a dormir, el pobre tiene el sueño tan flojo que se despierta con el simple sonido de una mosca hablándole a otra de lo rico que estaba el zurullo en el que estuvo por la tarde, así que nos pide que bajemos el volumen de la tele "una mihilla" ("un poquito", en malagueño). Una hora más tarde, Antonio decide abandonarme para dormir plácidamente en su habitación con vistas a la cocina -sí, sí, la ventana de su habitación da a la cocina- así que yo, en mi soledad, dedidí tocar un ratito el piano antes de irme a soñar con las angelitas. Nooooo, ya sé lo que estais pensaaaaando, los tiros no van por ahí; estoy loquito, pero no tanto como para tocar un piano de los "de madera" más tarde de las doce. Mi piano es eléctrico, se le pueden conectar auriculares y, de hecho, esa misma tarde me había comprado unos, explícitamente, para poder tocar el piano por la noche. Entonces, con Juanje y Antonio en sus respectivas camas, conecté mis "brand new headphones" al piano y me puse a tocar sin miedo a despertar a nadie.
Y estaba yo tocando, más feliz que una lombriz al observar mi gran mejoría -en 40 minutos- interpretando el estudio nº12 de Chopin, cuando me parece oir gritos en el piso de abajo. Me quité los auriculares para ver si los vecinos estaban discutiendo sobre fútbol o política, pero al darme cuenta de que sólo era una voz la que gritaba ya cai en que no se trataba de una discusión. Era la vecina de abajo, cuya salud mental nunca tuve muy clara, gritando como una loca frases que contenían palabras malsonantes del estilo de "maricones", "putas", "malnacidos", etc. La tía siguió ahí a berrido limpio y, como a mí los gritos descontrolados en el silencio de la noche no me acaban de dar buen rollo, me metí silenciosamente en la cama con la esperanza de que amainase el temporal.
No sabía por qué gritaba la vecina, pero barajé la posibilidad de que fuese una descendiente de Superman y de que, con su superoído, fuese capaz de oir a través de las paredes el sonido de los auriculares. Juanje no se había despertado -pensé- así que no cabía la posibilidad de que estuviese haciendo ruído con el piano porque Juanje me lo habría dicho a los 5 minutos, es el mejor medidor de decibelios que existe. Por qué gritaría entonces la vecina? Bueno, vamos a darle tiempo a ver si se calla. Un minuto... dos minutos... eh! parece que se ha callado! Perfecto, se habrá calmado! A dormir!
Estaba empezando a coger sueño cuando viene Juanje, que ya se había despertado con el primer grito, diciéndome que la vecina está desbarrando por el patio de luces. Yo le conté que antes había estado berreando debajo de mi habitación con todo tipo de insultos, pero que no sabía muy bien por qué, le hablé también de la posibilidad de que fuese una descendiente de Superman. Juanje y yo nos acercamos a su habitación -que da al patio de luces- para intentar descifrar el misterio, será nuestra vecina la poseedora de un flamante superoido y estará molesta con sus vecinos de arriba? Al momento oímos frases tal que así: "como suba os vais a enterar, hijos de puta!", "el gallego de mierda ese!", "maricones, hijos de puta!" y muchas cosas peores que no diré porque mis oídos puros y virginales todavía están demasiado resentidos por todo lo que tuvieron que oir.
Ya no había duda, la vecina estaba cabreada con sus vecinos de arriba, nosotros. Y lo que estaba claro también era que la mujer no estaba en sus cabales como para poder hablar con ella. Recordando una vez más la expresión "esperar a que amaine el temporal", le dije a Juanje que lo mejor sería que nos metiésemos en cama a ver si se relajaba la mujer. Pasa un minuto. Dos minutos. Empezaban a entrar los nervios y la mujer no se callaba. 7 minutos. No se calla. Juanje vuelve a venir a mi habitación, él también empieza a estar nervioso pero todavía bromeamos sobre lo que pasa y nos reímos. Hacemos las típicas bromas que se hacen en situaciones no típicas. Y los nervios vuelven a aparecer cuando la respuesta a la pregunta "oye, tío, tú crees que subirá?" viene dada en forma de golpes en la puerta.
La vecina se pone a aporrear la puerta como lo que es, una loca, mientras grita "maricones, salid si hay huevos". Me sorprendió lo juvenil de la expresión utilizada por la señora, pero no dejé de acojonarme cuando los golpes eran cada vez más fuertes en la puerta y la vieja gritaba "os voy a tirar la puerta abajo y la vais a pagar vosotros!". Para mi sistema nervioso fue una alegría cuando, al rato, la vieja dejó de golpear y cesaron los gritos. Habría amainado el temporal? Entonces Juanje y yo nos acordamos de Antonio, seguirá durmiendo? Pues más o menos sí. Juanje va a la habitación con vistas a la cocina y ésta es la conversación:
- Antonio, Antonio, no oiste nada? La vecina quiere tirar la puerta abajo!
- Qué?
- Pero no oiste los golpes y los gritos?
- Joder, tío, qué paranoia, yo passssso.
El cabrón del Antonio no se había enterado de la mitad y dormía como un rey. Juanje y yo nos habíamos relajado y ya parecía que había pasado todo así que nos podíamos ir a dormir. Pero entonces la vieja volvió a gritar, se abrió la puerta de su casa, se oyeron pasos en la escalera y los golpes volvieron a empezar. Juanje y yo nos acercamos a la puerta como en una película medieval cuando dentro del castillo se preparan para el ataque enemigo. Nos quedamos detrás de la puerta sin llegar a tocarla, pero casi tocándola por si había que hacer fuerza para que no entrase. La situación era acojonante. Y ahora viene lo mejor. Paran los golpes, se oyen pasos que suben la escalera, se oye una voz masculina: "tranquila, mamá, que ahora les arranco la cabeza" y volvieron a golpear la puerta, pero esta vez la puerta se movía y los golpes eran muchísimo, pero que muchísimo más fuertes. La vieja seguía gritando "salid si hay huevos".
Felipe, llama a la policía -dijo Juanje. Y según lo estaba diciendo yo ya estaba llamando. Conversación con la polícia:
- Por favor, venid rápido, por favor, que tenemos unos vecinos que se están poniendo muy violentos.
- Pero eso dónde es?
- Mira, que nos tiran la puerta abajo. La dirección es C/Conde de Toreno nº 5 4ºB. Está al lado de La Roca.
- Cómo? Conde de Torrezno?
- No, coño, de Toreno!
Siguen golpeando la puerta, Antonio sigue durmiendo y ya son casi las dos de la mañana! Pasa un ratito y parece que paran los golpes. La policía no viene. Juanje y yo nos ponemos en el balcón a mirar a ver si aparece. Se vuelven a oir gritos desde el piso de abajo. No hay golpes, pero hay gritos. Pasan 10 minutos. La policía no viene, se siguen oyendo gritos, Juanje y yo seguimos en el balcón, la idea era: "si tiran la puerta abajo, nosotros nos tiramos de aquí pabajo". Ya son casi las 2 y cuarto y por fin aparece la policía.
Según se acercan al telefonillo les digo que los locos son los del 2ºA; la policía sube para hablar con ellos. Pasan unos 20 minutos en los que Juanje y yo tratamos de oir lo que hablan, Juanje -estudiante de enfermería y residente en Málaga- se va a la habitación, trae el fonendoscopio (eso que tienen los médicos siempre colgado al cuello), lo pegamos a la pared, a la puerta y al suelo, pero no conseguimos seguir la conversación. Al rato nos timbran en la puerta, pregunto varias veces "quién es" y me aseguro de que es la policía. Los agentes venían con cara así medio de coña cuando, al encender la luz del pasillo, los tíos miran la puerta y cambian su expresión.
La puerta estaba llena de hachazos! Le hice una foto que pronto subiré, pero ahora mismo no puedo porque el cable USB para conectar la cámara a un ordenador me lo dejé en el piso, lugar en el que no quiero entrar. Estaba llena de brechas profundas y algunas de ellas eran largas de cojones, vamos, que dejaron la puerta hecha una mierda, pero no quiero pensar en como nos dejarían a Juanje y a mí si llegamos a abrir la puerta en ese momento.
El caso, los policías entraron en casa, nos dijeron que pensaban que se trataba de la típica pelea entre vecinos pero que, en verdad, la cosa era grave. Me preguntaron que qué estábamos haciendo cuando se cabrearon los de abajo y les dijimos que todos dormíamos menos yo que estaba tocando el piano así. Y les hice una demostración de lo bien que me salía el estudio de chopin con auriculaes. La respuesta del policía fue: "a menos que esa mujer sea la superabuela, esto no supera ni un cuarto de decibelio". Le contamos a la policía lo sucedido, lo del hijo de la vecina, lo de los golpes y eso... Nos dijeron, con cara de circunstancias, que la cosa era grave, que lo suyo sería denunciar por si pasaba algo más y que... lo mejor sería que buscásemos otro piso, que un hacha es un hacha.
La policía se va, nos dice que no nos preocupemos por esa noche porque iban a estar por allí y que se lo iban a decir a la señora para que no volviese a llamar a su hijo "hachaman". Eran ya cerca de las cuatro, Antonio se levanta y nos dice que entre sueño y sueño abrió un ojo y vio a la policía en el piso, nos pregunta por lo que había pasado y nosotros se lo contamos. Estuvimos mucho tiempo hablando, decidimos salir del piso todos a la vez a las 7 y media, es decir, 3 horas más tarde. Antonio se fue otra vez a dormir y los demás nos pusimos a hacer las maletas.
A la mañana, asomamos la cabeza para echar un vistazo a las escaleras, llamamos el ascensor y nos metimos en el piso otra vez. Cuando llegó el ascensor, cerramos la puerta con vueltas de llave y nos metimos en en el típico otis requeteviejo. Como llevábamos unas maletas y un par de mochilas, no entrábamos bien, nos metimos a presión, marcamos en el botón de la planta baja y, al cerrarse, las puertas se atascaron con una mochila. Ni se cerraban del todo ni se podían abrir porque no había el típico botón que tienen los ascensores para abrir las puertas. Entonces Antonio, en un alarde de valentía, abrió la puerta a mano, salió y, tras decir "aquí no cabemos los tres", bajó las escaleras corriendo; al bajar tendría que pasar por delante de la puerta de la vecina! Qué acojone! Y si sale el hijo con el hacha en plan peli de terror? Juanje y yo bajamos en el ascensor y esperábamos encontrarnos cualquier cosa al salir a la planta baja, desde la limpiadora degollada en el portal hasta Antonio con un hacha clavada en la cabeza gritando "socorro".
Como no pasó nada, nos subimos todos al coche y nos fuimos cada uno a ocuparnos de nuestras obligaciones, Antonio al hospital, Juanje a la facultad, yo al instituto... Pasé una mañana muy divertida porque la historia fue el tema de conversación en el instituto: "Hachaman". Los nenes de 1º de ESO se pasaron el día haciendo como que se perseguían con un hacha. Los chavales de Bachillerato me decían "joder, tío, eres un hacha, eh?". Una mañana divertida.
A la tarde, ya más relajados y sin parar de hacer coñas sobre el tema nos fuimos los tres a la policía a denunciar el caso. La comisaría que nos correspondía era la de "La Palmilla", el nombre ya suena a lo que es: una barriada chunga. Y tanto lo era que cuando nos bajamos del coche lo primero que vemos es un tío medio inconsciente tirado en la acera, tenía una pinta... Entramos en el edificio policial y, mientras esperábamos a que nos tocase, se formó un corrillo alrededor del tío tirado de la acera, "Málaga is different!" -pensé- y al rato me llamaron para que les contase la historia y hacer la denuncia. El policía -que era de Granada- me dijo que nunca había visto todo lo que vio aquí y que ya hacía tiempo que le tenían ganas al tío ese. Al parecer es un vigilante del Carrefour y ya ha habido más problemas con él, una vez le dio una paliza a un tío y lo dejó muy grave, el policía también me dijo que había más cosas, pero no me las podía decir. Pero el caso es que no debía tener antecedentes porque si no, no podría ser guardia de seguridad. Sin más, el poli me dice que no me preocupe y que me piense bien lo de irme del piso.
Salimos de la comisaria y, al estar ya más tranquilos, nos acercamos al piso a coger unas cosas. Ahora viene lo peor. Según salimos del portal Juanje y yo, nos quedamos un momento a esperar por Elena, la maravillosa persona que me acoge en su piso mientras soy un "sin techo". Y en ese momento, según llega Elena, aparece el hijo de la vecina, el tío alto, gordo, medio calvo y con perilla al que ahora llamamos "hachaman". Me mira, Juanje, Elena y yo lo miramos con cara de miedo y entonces ésta es la conversación:
- Eh, eres tú el del tercero?
- Sí.
- Mira, ayer mi madre se cayó por las escaleras, le he dado 4 hachazos a tu puerta y los próximos van a ir a tu cabeza. Me acaban de despedir. Y ha sido por tu culpa.
- No creo, no? (no sé ni por qué dije eso)
- Tómatelo como una amenaza. Si es que...
Tras esta conversación, se subió a su Megane Coupé lleno de bollos y se fue con el típico acelerón de macarra. Y así me quedé, acojonado en el momento. Me fui a dormir y a las 6 de la mañana me llaman de la policía porque va a haber un juicio rápido, que han detenido al tío y que a las 10 tengo que estar en los juzgados. Allí estuve, me tuvieron esperando hasta las 12 y media, me dio tiempo a hacer muchos "Sudokus" mientras esperaba y además me encontré con un chaval del instituto que había sido denunciado por otro alumno por darle una colleja. No es broma. La pena del juez fue un toque de queda de fin de semana durante un mes. Os juro que esto es cierto. Me quedé igual de sorprendido que vosotros. Denunciado por una colleja! El caso, que estaba ya hasta lo cojones de esperar cuando me llaman y me dicen, firma aquí, al final el juicio es el 1 de Diciembre porque la puerta no cuesta más de 400 euros, el tío está libre. Toma ya! Y con hacha! Pero bueno, el caso es que si nos piramos del piso supongo que el tío se dará por satisfecho, se le pasará la manía persecutoria y se olvidará de nosotros. Pero todavía ahora, cada vez que pisamos el suelo de un piso cualquiera, nos salta una chispa de miedo por quien pueda vivir abajo. Estamos buscando vivienda por Málaga y en cada una que vemos, preguntamos siempre por la salud mental de los vecinos de abajo.
Éstos son los hechos, ésta es la historia del hacha. En principio no parece positiva, pero como siempre, aquí estoy yo para enseñaros lo bueno de la vida. Ya hablamos de todo con la casera y nos dijo que no había problema por irnos del piso, que nos devolvía la fianza y todo a pesar de que el contrato era hasta Junio, con lo cual: Ahora vamos a poder buscar un piso mucho mejor sin perder la fianza ni nada! Yuhuuuuuuuu! Antonio ya no tendrá nunca más una habitación con vistas a la cocina! Yuhuuuuu! Y que sepáis, para los que tengáis pensado venir de visita, que le hemos echado el ojo a un Dúplex-Ático con una terraza de 80 metros cuadrados al lado de mi instituto. Menuda mejora, no?
Bueno, por último deciros que, aunque esta historia al final ha sido buena, todo esto me hace pensar lo siguiente: Una cartera, una bicicleta, un móvil, un radio-cd, un atraco y ahora... me intentan matar. Sólo llevo 2 meses aquí. Me quedan 7. Sobreviviré?
P.D.: En el próximo post, si sigo vivo, os informaré de donde acabo viviendo, sabe Dios! Esperaros cualquier cosa! Besos a todos! Os quieroooooooo!
10 Comments:
Esta vez no voy a poder decirte nada al respecto. No sabria ni por donde empezar...
Felipin, lo has conseguido, me has dejado sin palabras (que no es poco). :O
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Anónimo, at 7:25 p. m.
Una porra para ver cuánto te queda de vida?mmmm... Tentador pero demasiado insensible...o no?
Fher.
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Anónimo, at 11:58 p. m.
¡Impresionante! Felipe, tienes que escribir un libro contando tus experiencias en esta ciudad. Podría ser un libro de autoayuda, en plan "Cómo vivir en Málaga"
Sinceramente, la historia está genial, no me canso de contarsela a quien aun no la conoce.
Un saludo, ChEppEr.
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Anónimo, at 1:39 a. m.
Me queda claro que lo que no le pase a Felipe no le pasa a nadie!!
Eres único,chaval!
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Anónimo, at 3:51 p. m.
Demencial. Yo no lo entiendo, debes tener un iman para que pasen cosas raras o algo asi.
Yo, habiendo sido tu companhero de piso, reconozco que a veces eres un poco tocapelotas, pero nunca se me habria ocurrido echar mano del hacha. A lo sumo un cutter o un cuchillo de postre.
Ten cuidado con hachaman!! Ahora que no tiene curro estara ocioso y se puede obsesionar contigo con facilidad.
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Pablo, at 1:44 p. m.
Demencial. Yo no lo entiendo, debes tener un iman para que pasen cosas raras o algo asi.
Yo, habiendo sido tu companhero de piso, reconozco que a veces eres un poco tocapelotas, pero nunca se me habria ocurrido echar mano del hacha. A lo sumo un cutter o un cuchillo de postre.
Ten cuidado con hachaman!! Ahora que no tiene curro estara ocioso y se puede obsesionar contigo con facilidad.
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Pablo, at 1:47 p. m.
Felipe tio, lo he flipado, esta ha sido el escojone máximo x'DDD
Soy Iván Beibel, con una cuenta anónima, desde el piso de la mandanga. Chema y Sugar se escojonaron de risa.
Esto es el hit de blogs del mes, superando a lo de Javi-político cuando casi lo deportan.
Que sepas que desde coruña, Seguimos tus aventuras. Esta se merecía comentario.
Por cierto, Cómprate el tekken5 y evoluciona :)
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Anónimo, at 3:24 a. m.
Gurrifriskii Gurrifriskii!! La verdad Felipe, que cuando llegué al insti y te ví pense..."este tio es un hacha" xDD...Yo sólo digo que ya mismo tu cumplee!!!! Vamos a poner dinero y te vamos a regalar una puerta blindada...^¿Mola ó no mola?
La que esta como un cencerro---> Mari!!!
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Anónimo, at 8:31 p. m.
en algún momento de tu vida deberías plantearte feli, porque a tí y sólo a ti te ocurren toda serie de "catastróficas desdichas", como el título de la peli, pero bueno puestos a que a alguien le pasen este tipo de cosas eres sin duda el más indicado, el que mejor se las podría tomar...
muchos besitos!!! y vuelve sano y salvo a coruñaaa!!
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Anónimo, at 8:34 p. m.
ostia tio k wapo soi pablo el amigo d tun keridismo hermanito javi pablo,pablo no el otro soi el hermano d ruben pork no vuelbs ai i le metes una paliza o contrtas un maton a sueldo? bueno espero k encuentres un pisito pronto si si puede ser k sea un preimero xD si kieres conversar conmigo agregam a
pabliuca_69@hotmail.com!!! esta pagina mula!
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Anónimo, at 11:05 p. m.
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