Los mundos de Flipe

domingo, octubre 23, 2005

Suma y sigue.


Parece mentira. Pensabais que ya no me podía pasar nada más? Pues os equivocabais porque he sido víctima de un atraco! Me robaron la cartera que me había regalado el Miguelón así que vuelvo a estar como cuando me tragó la tarjeta el cajero sólo que ahora, además, tampoco tengo móvil.

Seguro que os da la impresión de que esta vez ya no hay lado positivo que encontrar, verdad? Pues os volvéis a equivocar. Vamos a ver, yo tenía un móvil normal y me compré, a mayores, una NGage (que fue la que me robaron ayer) para jugar, sobre todo cuando iba al water, y cacharrear porque se le pueden instalar muchos programitas, nunca la utilicé como teléfono porque es como llevar una camioneta en el bolsillo. Un día me robaron mi Nokia 3200 -mi séptimo Nokia- y, por no comprar otro, decidí utilizar el ladrillo. Desde entonces, cada vez que alguien hacía una broma sobre el tamaño extremo de mi móvil, mi comentario siempre era el mismo: "Joder! Entre pérdidas y robos ya voy por el octavo, pero parece que esta animalada no la van a robar nunca, qué putada!". Pues ese día por fin ha llegado! Ahora ya puedo cambiar de móvil sin remordimientos y casi sin pagar un duro porque tengo un montón de puntos Vodafone. Sé que los bolsillos de mis pantalones, ya hartos de soportar tanto peso, me lo agradecerán. Por cierto, se me olvidó contar que la susodicha Ngage, el mes pasado cogió un virus (nunca aceptéis un mensaje vía Bluetooth) que hacía que mi móvil se conectase a Internet sin avisar y, con las coñas, me llegó una factura de 300 euros "gracias" a la cual tengo tantos puntos Vodafone. Si es que todo tiene su punto.

En cuanto a lo de la cartera... hombre, a bote pronto no se me ocurre nada positivo, pero también es cierto que, desde que estoy en Málaga he estado más días sin tarjetas que con tarjetas, puedo decir que ya estoy acostumbrado. Además está lo que ya dije en el otro post, sin Master Card, se gasta menos dinero. Eh! Y también está la experiencia, no? De todo se aprende y, "gracias" a estas cosas que me pasan últimamente, estoy más preparado para vivir en Málaga, ciudad sin Ley. Yuhu!



P.D.: muchos de vuestros números ya los tengo porque hago, regularmente, copias de seguridad de mi agenda ya que mis móviles siempre han sido susceptibles de desaparecer, pero aun así, mandadme un e-mail con vuestro número, vale?

lunes, octubre 17, 2005

Un Find y un Petrolero Ruso


Y porque lo prometido es deuda, ahí va la historia del petrolero:

El fin de semana del 6, cuando ya me habían pasado parte de las cosas que conté en el post anterior, llegaron a Málaga unos amigos de Madrid para pasar 2 días y dos noches de juerga y playa en esta, cada vez más mía, ciudad de la Costa del Sol. Llegaron a las nueve y fuimos al Carrefour a comprar la munición necesaria para una típica noche de juerga. Como era de esperar, a las 3 horas "Felipe B" empezó a hacer de las suyas; según me contaron, el tema no tuvo desperdicio y todavía estoy esperando a que una amiga me enseñe las fotos de ese día para descubrir todo lo que hice. Soy lo peor. Lo reconozco.

Al día siguiente nos levantamos temprano para aprovechar el día de playa, pero al nene se le antojó comprar una piragua, fuimos al Decathlon de al lado de mi casa totalmente dispuestos a realizar la adquisición pero no quedaban. Afortunadamente para mí y desafortunadamente para mis amigos, nos dijeron que en el Decathlon de Guadalmar sí quedaban; ya eran cerca de las 2 y los madrileños querían ir a la playa cuanto antes, en Octubre los días son más cortos. Cuando dije que Guadalmar quedaba de camino a Torremolinos (playa a la que teníamos pensado ir) que la tienda seguro que era fácil de encontrar y que quería comprar la piragua de los cojones, me empezaron a mirar mal, y con razón. No sé si por no ser descorteses con su afitrión o "por no oir al niño", nos pusimos a buscar el Decathlon de Guadalmar, pero el muy capullo no aparecía. Cada vez la situación se volvía más tensa, ya eran más de las 2 y todavía no estaban en la playa. Bueno, tras más sucesos poco importantes (ir a la caja, pagar, etc.) el caso es que al final llegamos a la playa a las mil pero... El nene tenía su piragua! Ole!

Ese día pretendía ser el de toma de contacto con la piragua, pero acabó siendo el día de toma de contacto con el agua y la arena de la orilla. Había muchas olas (sí, ya sé que en el Mediterráneo casi no hay olas) y meterse en el mar no era difícil, ni complicado, era de tontos; simplemente, no hacía día para "piraguear", pero el nene seguía empeñado en probar la piragua. Tras varios intentos fallidos con hostias contra la orilla, vuelcos y demás retozones incluidos, para conseguir adentrarnos con la embarcación cojonera me tuve que subir de un brinco, agarrar el remo y empezar a palear para salir como un foguete de donde rompían las olas. Lo conseguí, pero tanto fue así que cuando me di cuenta, Peque (una de las amigas de Madrid a la que todavía le debo el dinero de la piragua) se había quedado requetelejos y la pobre tuvo que venir nadando hasta donde estaba yo. Parece que al fin lo habíamos conseguido, nos dimos un paseíto por el mar, tomamos el solete y, tras un ratín, decidimos volver. Parecía fácil, no? Si entrar era difícil, salir debería ser un juego de niños, no? Pues resultó ser demasiado fácil, de hecho no hacía falta remar, ni siquiera hacía falta un barco porque una ola nos metió semejante viaje que llegamos a la orilla volando! Todavía tengo grabada la imagen de la peque tirándose y gritando "sálvese quien pueda", un remo volando, la piragua del revés y Tina -el perro de mi amiga- ladrando en la orilla, me pareció entender que decía algo así como "sois más tontos que Pichote" en lenguaje perruno. Bueno, no fue una buena forma de empezar, pero seguíamos todos con ilusión e incluso el suceso fue tan divertido que les pareció que había merecido la pena llegar tan tarde a la playa. Pero, como en toda buena historia, lo peor/mejor siempre está por venir.


Al día siguiente nos levantamos temprano para ser Domingo y llegamos a la playa antes del mediodía. Buena hora. La Peque y yo nos pusimos como locos a hinchar (por cierto, la piragua es hinchable) mientras mirábamos desafiantes un petrolero anclado a no más de 1.300 metros de la costa. Íbamos a por él, no pensábamos parar de remar hasta tocar el casco, decirles "hola" a los grumetes y volver. Hoy no había olas, sería fácil. Tardaríamos en ir y volver el tiempo justo para que, sumado al tiempo necesario en deshinchar, nos diese la hora de comer. Nos subimos a la embarcación sin problemas, nos sentamos tranquilamente, nos pusimos a palear con alegría pensando en los abdominales que tienen los tíos que salen en los anuncios de aparatos de gimnasia en el TV-Shop de las 3 de la mañana. Tuvimos un montón de conversaciones interesantes sobre cosas interesantes, valga la redundancia. Y tras un buen rato remando me doy cuenta de que mi remo está torcido, pero torcido a lo bestia. "Vaya mierda de remo!" -dije. Y me puse a pensar en todos los orificios por donde podría introducirle el remo al capullín que me lo vendió. La peque me dio unas cuantas ideas porque a mí sólo me vino a la cabeza el orificio típico por el que se le introducen las cosas a toda persona que te cae mal, te toca las bolas o te hace alguna putada, a saber: "como vuelvas a cambiar de canal te voy a meter el mando por el...", "baja la música o te meto un altavoz por el...", "estos remos te los puedes meter por el...", etc. Esto es lo que todo el mundo piensa, la Peque fue más allá y me habló de las orejas -qué obvio, y yo sin pensarlo- los agujeros de la nariz, el pequeño orificio que hay entre los lagrimales y el ojo; joder! mira que tenemos orificios sin darnos cuenta. Bueno, no nos desviemos del tema, el caso es que tras tres cuartos de hora remando con un par de remos jodido y otro par un poco cutre, aunque no jodido, veíamos que el petrolero seguí igual de cerca. Qué raro! Pero si avanzamos un montón y el petrolero está quieto, por qué no llegamos nunca? Venga, Peque, ahora que ya avanzamos todo esto no podemos dejarlo, dale caña!. Acordamos tácitamente no mirar la costa para no pensar en lo lejos que estábamos y centrarnos sólo en llegar al puto Prestige. Seguimos, seguimos y seguimos, pero no llegábamos nunca. Al rato pasó un velero a toda hostia en el que iba una familia muy risueña, o que más bien se reía de nosotros, y nos sacaron un par de fotos sin pedir consentimiento. Y así fue pasando el tiempo.

Finalmente, conseguimos acercarnos lo suficiente al barco que ocupa esta historia como para oir las risas de los marineros. Señalaban la costa riéndose, nos decían algo en un idioma super chungo. Según nos acercamos más, leímos el nombre en la proa, estaba escrito en alfabeto cirílico a lo que yo grité: "hostia! es ruso!" y me puse a gritar "Spasiva" -gracias en ruso, la única palabra que recordaba. Los tíos se reían, pero seguían señalando la costa. En ese momento me di cuenta de algo muy importante. Aunque desde la playa no se notaba, el barco estaba moviéndose! Léntamente, pero moviéndose; lo cual quería decir que llevábamos una hora o más persiguiendo un barco que podría estar, en ese momento, a tomar por culo de la cala desde la que habíamos salido. En la orilla, la Repe (hermana gemela de la Peque), su amigo y Tina debían estar ya requetepreocupados. Había llegado el momento de romper el acuerdo tácito, la Peque y yo miramos atrás. Y allí estaba la costa, en el quinto carallo! En Cuenca! En el quinto infierno! A tomar por culo! Tardamos más de 2 horas en volver! Ese tiempo nos dio para hablar de muchas más cosas interesantes, para cagarnos en los rusos por reirse de nosotros y para criticarnos a nosotros mismos por inconscientes. Cuando llegamos eran más de las 5 de la tarde y la mayoría de los restaurantes ya habían cerrado la cocina. Pensamos en ir a cenar a un ruso, la situación lo merecía.

Conclusión: aunque esté de moda no mirar atrás, hazlo! O te quedas sin comer!


P.D.: sí, César, ya sé que este también es un ladrillazo de post, pero muchos de los colegas que leen esto, lo hacen durante sus horas de curro y necesitan entretenerse ;) Verdad, Gerardo? Varasa? Fran? Incluso tú seguro que también lo haces :p

Una mala semana?


A ver. Mi situación económica actual apesta más que un zurullo porque el mes pasado tuve una serie de gastos que me dejaron destrozadísimo, a saber, fianza del piso de Málaga, 900 eurazos de una avería del coche, gasolina para más de 4.500 kilómetros (Coruña-Málaga, Malaga-Coruña, Coruña-Santander-Madrid, Madrid-Huéscar-Málaga, Málaga-Alicante, Alicante-Huéscar-Málaga), alta de telefónica y muchos gastos más que, aunque no recuerdo, seguro que no fueron poco. Pues bien, para contribuir a aumentar el tamaño del zurullo, la semana pasada me sucedieron una serie de cosas que, en teoría, no tienen nada de buenas, pero a mí -debo estar enfermo- no me sentaron nada mal.

Comencemos. El Martes 4, yendo en mi maravillosa moto bicilíndrica (15 años que tiene la jodía) a uno de los mil gimnasios que ando probando en Málaga, el motor comenzó a sonar de forma extraña, como si sólo funcionase un cilindro, intenté llegar al gimnasio. Al rato, el único cilindro que parecía funcionar decidió tomarse unas vacaciones con su compañero, así que tuve que dejar la moto semiaparcada en una acera bastante ancha y continuar mi camino a pie. Probé el gimnasio, que no estaba del todo mal, y volví caminando a casa, tardé en llegar unos 70 minutos. No pasa nada, ya arreglaré la moto, me la robarán allí aparcada? Imposible, si no soy capaz de arrancarla ni con llave... Además, gracias a esta miniavería, me voy a plantear si realmente me compensa tener una moto tan vieja, incluso puede que al tío del taller le interese y me la compre. Bueno, ya veré lo que hago.

La semana continúa. El Viernes 7, cuando llego de clase, lo primero que me dice mi compi es: "tío, pero tú has visto tu coche?". Ya supuse que se trataba de una mala noticia. El comentario de mi compañero se debía claramente a algún cambio en el aspecto de mi coche. Y habiéndolo dejado aparcado en la calle, no creo que el cambio consistiese en que algún espontáneo lo lavase, le pusiese un discreto alerón, me arreglase los bollos o le cambiase las llantas por unas más chulas. Lo más probable es que el cambio consistiese en algo roto, abollado, escupitajos en las tulipas o cagadas de gaviotas en el techo. Y así fue, me habían roto el cristal trasero izquierdo y me robaron el radio-cd-reproductor de mp3, una cámara Polaroid de éstas que sacan fotos instantáneas, tres mapas de ciudades (Granada, Zaragoza y Barcelona), un mapa de carreteras, una foto -sacada con la susodicha Polaroid- a la que le tenía mucho cariño y un par de CDs. Vaya putada! Lo voy a llevar a un sitio de estos de reparación rápida de lunas, no pasa nada, me lo cubre el seguro. Rápida? He dicho rápida? Lo primero que me dicen cuando entro es: "ehto no pue ehtah hahta er Marteh". Al parecer los cristales de mi coche son muy raros. Pero no pasa nada -reflexioné- mientras esté sin coche ni moto, voy a ahorrar un montón en gasolina y además voy a hacer más deporte porque tendré que ir a todas partes en bici. Qué bien! Con lo que me gusta a mí andar en bici por la llana Málaga. Además, el reproductor de mp3 empezaba a saltar más de lo deseado así que ahora ya tengo una excusa perfecta para cambiarlo sin que nadie me llame despilfarrador!

Salgo, supercontento por mis reflexiones, del taller, que por cierto estaba al lado del gimnasio que había probado el Lunes, es decir, a más de una hora de mi casa, y me pongo a caminar. Continúan las putadas, como hacía un calor de cojones me entraron ganas de un Aquarius así que me fui a un cajero a sacar dinero. Y qué pasó? pues que nada más introducir la tarjeta me sale el siguiente mensaje: "Windows NT está reiniciándose". Eh? Cómo que reiniciándose? Pero si acabo de meter la tarjeta! Bueno, me la devolverá cuando acabe de reiniciar -pensé. Pero después de media hora delante del cajero, con una sed del copón, y sin parar de llamar al número de emergencia de cajeros de Unicaja, que tardé en averiguar unos cuantos euros en llamadas al 11818, la tarjeta no salía. Bueno, pues me voy, no pasa nada. Así gasto poca pasta mientras no me devuelven la tarjeta. Seguía contento, pero se me estaba acabando el cupo diario de pensamientos positivos.

Pasó el fin de semana, durante el mismo me emborraché -siempre en mi línea- hasta convertirme en "Felipe B" con unos alumnos y unos amigos de Madrid, me compré una piragua (con dinero prestado ya que seguía sin tarjeta) y tuve una increíble historia con un petrolero ruso, pero eso es otra historia que llegará en próximos posts. El caso es que, con todo ello, rellené una vez más mi cupo de reflexiones positivas. Falta me iba a hacer; la que me esperaba tampoco era pequeña.

Acaba el fin de semana, me tengo que duchar en agua fría porque no tengo dinero para butano ya que todavía no recuperé la tarjeta, sigo sin moto ni coche, pero tengo mi bici. Qué bien, qué ecológico es esto de andar en bici, qué bien me siento yendo a los sitios en este medio de transporte tan sano. Mmmmm... (cabeza de Felipe pensando) me voy al Mercadona a hacer la compra! Voy a dejarla encadenada aquí, a esta papelera de acero indestructible (o eso creía yo). Entro en el Mercadona, meto en la cesta medio kilo de carne picada, cuatro paquetes de pasta fresca, qué rica, un par de litros de aquarius, arroz "Basmati" de éste que se hace en 1 minuto en el micro, una barra de pan y alguna cosilla más. No tardo mucho ya que cuando llego a la caja me doy cuenta de que no tengo tarjeta ni dinero para pagar, qué burro. Tras pasar una pequeña vergüenza, toda la que un torpedín como yo puede sentir, salgo del Mercadona... Y la bici? Pero si la había dejado encadenada a una papelera indestructible! Un momento... Y la papelera? Y qué hace toda esta basura por el suelo? Bueno, imaginaos el resto. Vaya putada, no? Pues no, porque hace tiempo que tengo ganas de una bici de rueda fina, con mayor diámetro en la llanta y desarrollo de marchas más largas, aunque sea más cutre, aunque pese más o aunque sea menos resistente. Hace tiempo que me di cuenta -Fran y Miguel lo pueden corroborar- de que una bici de montaña no es lo que mejor se adapta a lo que yo necesito de una bici, así que este robo era la ocasión perfecta para cambiarla. Y así fue, me compré en el Decathlon una bici que estaba de oferta y que era mucho más cutre que la que tenía , pero se adapta mucho más a lo que quiero, ahora tardo 30 minutos en ir a La Cala del Moral, que está a 17 kilómetros, cuando antes tardaba 40! Menuda mejora, eh?

Resumiendo, como tantas veces os dije, la Felicidad no es un estado, es una actitud. Si la próxima semana te rompen la ventanilla del coche y te roban el CD, se te avería la moto, te roban la bicicleta, te traga la tarjeta un cajero y te tienes que duchar con agua fría, piénsatelo bien antes de quejarte y no solucionar nada.
Os quieroooooooooooooooooo!!!!!!!!!!

domingo, octubre 16, 2005

Comienza la Telenovela

Cuántos de los que estáis leyendo esto os quejáis de que tardo en responder a vuestros e-mails? Cuántos os quejáis de que nunca escribo? O de que cuando lo hago, el tamaño mínimo de cada párrafo viene a ser algo así como el Viejo Testamento y parte del Nuevo? (Obviamente, el brutal tamaño se debe a que de alguna forma hay que compensar la falta de frecuencia a la hora de responder vuestros emilios). Pues el frotar se va a acabar! He decidido empezar un weblog! A partir de ahora, escribiré mis aventuras y desventuras -previa censura- públicamente para que nadie pierda el hilo de mi vida. Además, tú! sí, tú! No dices que estás hasta los huevines de oirme siempre las mismas historias contándoselas a distintas personas? Ahora sólo las contaré una vez, y éste será el sitio.
Seguro que ya estás pensando que, con lo "chatarrillas" que soy, esto me va a durar 3 días y pronto me olvidaré del log éste, que me voy a dedicar a rascar las bolas por ahí, a hacer aerobic como un marica, a emborracharme hasta convertirme en "Felipe B", a fumar canutos hasta que mueran las neuronas en las que tenía almacenada la tabla de multiplicar del 11, a tirarle los trastos -siempre con sutileza- a toda mujer, niña o animal hembra que se cruce en mi camino... Pues no! Bueno, sí, sí que pienso seguir haciendo todas estas cosas, pero ello no impedirá que todos los Domingos te dedique unos locos rengloncitos. Os quiero, tíos!